Aquí tenéis a una humilde servidora, contándoos mis locas vivencias y demás fantasías que recorren mi cabeza últimamante. Y como estamos en "puente" y tengo fiesta, he decidido publicar algo hoy, porque no tengo ganas de estudiar >:)
Siento no haber publicado nada el anterior fin de semana, pero he tenido que hacer limpieza en el ordenador y he estado bastante ocupada :I
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Yeah! |
La hice para un trabajo de música, pero me puse ha escribir y al final... bueno, salió esto que voy a enseñaros.
Espero poder publicar otra entrada este fin de semana, la cual se titulará: ¡Tipos de Otaku!
¡Esperadla con ganas! ^^
Kamelia y Luka: parte 1
Cuentan que en las calles de Viena, se
esconde una historia de pasión y romance, de desventuras y tristeza, de música
y amor. Se cuenta que sus protagonistas se fueron hace ya muchos lustros de la
gran ciudad. Quizá fuese un capricho del cruel destino quien los juntó a ambos
o quizás fuese la suerte. Lo único que sabemos es que su historia sique
viviendo en aquellas transitadas calles.
Hace ya muchos años, vivía en Viena una
joven llamada Kamelia. La muchacha se había criado en el seno de una de las
familias más adineradas de Viena, junto a sus dos hermanos, su madre y su
padre. El padre de la chica era un gran pianista, por lo que siempre insistía
en que sus dos hijos serían grandes pianistas, al igual que él. Pero para
Kamelia, el mínimo toque de una de las teclas del piano, estaba estrictamente
prohibido. Su padre solo pensaba en casarla con algún conde influyente y, para
Kamelia, no había destino más cruel. Ella, que se había criado entre los
armoniosos sonidos del piano de su padre, solo soñaba con poder seguir
disfrutando de su amada música...
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En esto que llegó a manos de Kamelia una
invitación para el estreno de la última obra de Luka. Al recibirla, Kamelia
solo pensó en lo fantástico que sería poder disfrutar de la música del joven
compositor, al cual nunca había tenido ocasión de oír, por una u otra razón.
Después de varias horas preparando el
vestuario, dando los últimos toques al escenario y esperando la llegada de
todos los instrumentistas, las cortinas que tapaban el gran escenario
parecieron esfumarse por arte de magia.
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